¿Apreciar o Botar el Dinero?

Podemos decir que el tacaño no aspira a tener grandes fortunas y su afán de acumular le riquezas, sin aprovecharlas ni gastarlas, lo condena a una vida de perpetua pobreza Contraponiendo las figuras del despilfarrador, quien desperdicia y malgasta sus bienes, viviendo el momento y despreocupándose del futuro. Al ver esto muchos han dicho que el peor ser despilfarrador que tacaño, porque el tacaño no pone en riego su vida futura, algún accidente, incendios o cosas por el estilo, mientras que el despilfarrador, es comúnmente llamado irresponsable por no preocuparse se su futuro. Pero ¿realmente es así? Puede que el despilfarrador dilapide sus bienes poniendo en riesgo su futuro, pero el avaro se priva de la vida presente, privilegiando el tener posesiones a el vivir el momento, hasta ser felices, engañado a sí mismo trasformando sus expectativas de disfrute a solo una esperanza, en vez de aplicarla a la realidad. Al despilfarrador talvez le podamos recriminar su imprudencia, pero el que se entrega a la lujuria de acumular y conservar el dinero, peca de estupidez. En el mejor de los casos, la única satisfacción que obtendría es la de vivir más tiempo, pues al renunciar a los gastos renuncia también a muchos placeres nocivos para la salud. La tacañería es la forma vulgar, baja y cotidiana de la avaricia. El tacaño no aspira a tener grandes fortunas, sino a vencer todas y cada una de las pequeñas batallas que el día a día nos hace librar contra el dinero. Su propósito no es precisamente el ahorro entendido como el control razonable de los gastos con el fin de poder hacer otros gastos más convenientes, necesarios o provechosos. Hay personas que restringen sus gastos durante cierto tiempo, al cabo del cual se permiten el lujo de unas buenas vacaciones. Es decir, no hacen de la tacañería un estilo de vida sino que administran sus recursos conforme a un cálculo inteligente y con sentido práctico. En cambio el tacaño toma el dinero como una meta para sí mismo. Tal vez de podemos decir que la tacañería esta asociada a un sentimiento de inseguridad, o sea, se aferran a el dinero porque son personas temerosas de lo que les pueda suceder en el futuro, tiempos difíciles o como comúnmente se le llama tiempo de vacas flacas, todo esto por quizás por recuerdos de infancia, la que estaba llena de penurias y privaciones. Generalmente por no decir siempre las personas que han conocido la pobreza y han logrado salir de ella no quieren volver a ese estado. Al ver las cosas de esta manera se puede decir que es una actitud provisoria, pero todo tiene su grados, como ya dije no es lo mismo un comportamiento ahorrativo, sin someterse a grandes sacrificios, solo asegurando tranquilidad que el afán enfermizo de acumular posesiones, sumido en la miseria originada por su enfermiza tacañería, acaba siendo como el que posee un lujoso traje pero no se lo pone nunca, esperando el momento propicio para hacerlo. Ese momento llega el día en que lo entierran enfundado en las ropas de las que no ha disfrutado en vida.
Por otro lado esta el despilfarro que como dije en un principio es cuando un sujeto desperdicia, malgasta sus vienes despreocupándose de su futuro, y en otros casos el de su familia o clan. Puedo asegurar que este es uno de los grandes problemas de la sociedad, perturbada por las grandes tiendas invitándonos a malgastar nuestro dinero, las grandes turbas en las grandes urbes transformando fiestas antiguamente familiares, a fiestas comerciales, como el día del padre, madre, niño, y la famosa Navidad. También esta el despilfarro de recursos naturales como lo es el agua, un recurso cada vez mas escaso al que le debemos la vida y subsistencia. Volviendo al tema de despilfarro económico, tan solo al ver a nuestras familias, yendo de compras sin motivo alguno, solo por el hecho de que fue el día de paga o algo por estilo, endeudándose tan solo por darse grande lujos ciertamente innecesarios.
Finalmente esta claro que ninguno de estos dos estados es totalmente bueno, solo tenemos que procurar ahorrar sin caer en la tacañería y disfrutas sin caer en el despilfarro.