Es tanta la impotencia que siento en este momento, que mis palabras no podrían describir lo que haría de tener la posibilidad de estar frente a este personaje. Hablarle d todo lo que mi cerebro está formulando en este momento, recitarle cada hermosa palabra que se me ocurre, con especial dedicatoria a su humanidad. Aun me sorprende lo despreciable que puede llegar a ser una persona, aun me sorprende que gente como este personaje camine con tranquilidad por la calle, sin que alguien de improvisto le escupa la cara.
Es inconcebible que esta seudo alta sociedad chilena siga rigiendo la vida de gran parte de las otras clases sociales. Es inconcebible que estos terratenientes, latifundistas, patrones de fundo, sin mayor educación de la que un simple trabajados de mi querido Chile, sigan siendo elegidos y que de ellos dependan el futuro de tantas familias. Es inconcebible que aun después de estos cortos años en democracia, ese trabajados, el alma de mi pueblo, se quede callado y no hable acerca de la felonía de la que es victima día a día a manos de aquel personaje que llenos de aires de grandeza, grandeza no en base a la supuesta educación superior que posea, sino que al estatus que la posesión de capital le confiere hoy en día a las personas, triste sociedad bajo un régimen capitalista y neoliberal.
Es cierto, hablo desde lo más profundo de la rabia e impotencia que me gobierna en este momento, pero tengo la convicción de que mis palabras no son erradas y que de seguir así, el panorama que nos espera como sociedad, no es del todo alentador.
Pero no podemos caer en eso, aun después de conocer todo esto, logro encontrar serenidad en aquellos antiguos ideales que me han acompañado toda la vida. Aun encuentro serenidad en las palabras de un gran hombre, mi padre por supuesto, quien con su experiencia en el servicio público me empapa de sabiduría cada vez que lo necesito. Pero también, y siempre ha sido asi, logro aquella serenidad y energía necesaria para no perder la esperanza, el ideal, en otro gran servidor público, quien con sus palabras a más de alguno ha emocionado… una vez se dijo:
Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
No importa cuántas veces las escuche, ni el contexto en que me encuentre, siempre tienen el mismo efecto. Ideal y Trabajo.
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